Lluvia.
Llovía. Llovía tanto aquella tarde de noviembre. Empapados bajo la lluvia refujiándonos entre balcón y balcón. Buscando cobijo en tus besos. El agua que resbalaba por tu cara y mi pelo empapado. Risas tontas mientras me cogías de la mano, mientras corríamos sin rumbo. Y sin necesidad de tenerlo. Tan solo necesitar sentirnos el uno al otro, entre tantas miradas cómplices y besos fugaces. Tardes de lluvia y tormenta. Tardes con él, tardes contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario