jueves, 11 de agosto de 2011

Sublime.

No saber en que día vives porque no te hace ni falta. Salir un sábado y estar echa polvo toda la semana sin importarte lo más mínimo, sin horarios. Que tu mayor preocupación sea la ropa, el tiempo o la hora de regresar a casa. Acostarte a las tres de la madrugada y levantarte a las dos de la tarde, que en tu vida no existan las mañanas. Playa si sale el sol y pelis si llueve. Helados sin control. Salir todos los sábados e ir a todas las fiestas posibles. Bailar con tacones o sin ellos. De vestido, falda o pantalón. Dónde el aburrimiento ya ni aparece en el mapa. Verano, sublime.

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