martes, 10 de mayo de 2011

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Te pones los cascos y subes el volumen hasta no escuchar nada de lo que ocurre a tu alrededor, la verdad es que te da todo un poco igual. Luego te tumbas en la alfombra y cierras los ojos. Cantas, cantas como si estuvieras en la ducha una tras otra tus canciones y grupos favoritos. Marea, El Canto Del Loco, Extremoduro, La Fuga... Te relajas y, por un momento te olvidas de lo que pasa ahí fuera, disfrutas de tu soledad. ¿El fallo? la música se acaba y con ella vuelves al mundo real, de nuevo.

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