Quererte inconscientemente.
Sin pensarlo, y hasta cuándo no quiero o cuándo intento no hacerlo. Ponerme tonta solo con verte y que me encante tu sonrisa a las tres de la mañana. Tu mirada perdida entre la gente, buscándome al igual que la mía. Los besos de aquella noche y de esa tarde en la que no había lugar para nada que no fueran tus besos, tus caricias y tus abrazos. Para nada que no fueras tú.
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