Besos y sonrisas mañaneras.
Perdidos entre las sábanas me apartas el pelo de la cara y yo, mientras tanto, haciéndome la dormida me estremezco y sonrío. Me miras y te ríes. Me acercas a ti y en ese instante me doy cuenta de que me quedaría así contigo para siempre, o casi mejor, hasta que nos aburramos de los besos mañaneros y de las caricias cada noche.
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