viernes, 16 de diciembre de 2011

Por una noche.

Todos esos días, semanas e incluso meses pensando en como sería poder volver a verse, a miles de kilometros de distancia y con un puto océano de por medio. Ella recordando momentos inolvidables y el deseando con más ganas que nunca que se repitieran. Días de espera y un sinfin de ilusiones. Esa ilusión que se transformó en desengaño, en decepción y luego en miedo. Miedo a que todo aquello se hubiera acabado. En cuanto se vieron los dos supieron que ya no eran los mismos. Ella ya no era la chica que el conocía, que había dejado alli años atrás, la risueña, la de las mil y una manías, la que lo dejaría todo. Y él ya no era ese que ella había dejado marchar aquella tarde, ese con el que su mundo desaparecía con solo un beso, ese con el que perderse despierta en sueños imposibles, el de las tardes de verano. Todo había cambiado, pero aquella noche tenía que ser especial y lo era. Por lo que sin decir palabra decidieron no perder el tiempo hablando de estupideces. Se arriesgaron fiándose de las ganas y de sus miradas, ignorando todo aquello que no les gustaba ni querían aceptar, dejándose llevar por los recuerdos y por ese algo que quedaba entre ellos dos. Volviendo al pasado, por una noche. 

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